En honor de Santa Beatriz de Silva

 Por invitación de la madre Abadesa del Monasterio de San José y Jesús María, de las RR MM Concepcionistras Franciscanas de la calle Blasco de Garay de Madrid, los Heraldos del Evangelio participaron de la Celebración Eucarística con la que se dió por terminado el Triduo en honor a la Fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción, Santa Beatriz de Silva, cuya festividad es celebrada desde hace años en dicho monasterio al inicio del mes de Septiembre.

  Presidió la Eucaristía D. Juan José Infantes, secretario de la Vicaría Episcopal para la Vida Consagrada de la Archidiócesis de Madrid y antiguo Director de Radio María España, concelebrando con él, el Padre Angel Ramos Sánchez, S.J. superior de la comunidad jesuíta de la calle Almagro y algunos padres escolapios cercanos a las MM Concepcionistas, entre los cuales el Padre Antonio Nuñez, Sch. P.

  Antes de la Eucaristía se clausararon las Cuarentas Horas -que se llevaron a cabo en la bonita iglesia del Monasterio-, con una procesión con el Santísimo Sacramento por la nave de la capilla, que fue acompañada con fervor por los asistentes. Igualmente al finalizar la Santa Misa se realizó la procesión con la imagen de la Santa Madre.

  En su homilía D. Juan José comenzó explicando cual es el papel de la vida contemplativa en la Iglesia. “Ellas, las religiosas  son  la maquina de un reloj que permite que la Iglesia continue realizando su finalidad”. Describió como en Santa Beatriz se pueden analizar las caracteristicasy virtudes de todo santo. E insistió en la necesidad de que en todos los conventos de Vida Contemplativa se adore el Santísimo Sacramento pues de esa manera alcanzan del Cielo toda especie de gracias.

  En virtud de que están en Cristo y gozan de sus bienes espirituales, los santos pueden interceder por nosotros. La intercesión nunca reemplaza la oración directa a Dios, quién puede conceder nuestros ruegos sin la mediación de los santos. Pero, como Padre, se complace en que sus hijos se ayuden y así participen de su amor. Dios ha querido constituirnos una gran familia, cada miembro haciendo el bien a su prójimo.Los bienes proceden de Dios pero los santos los comparten. Los santos son modelos. Debemos imitar la virtud heroica de los santos. Ellos nos enseñan a interpretar el Evangelio evitando así acomodarlo a nuestra mediocridad y a las desviaciones de la cultura. Por ejemplo, al ver como los santos aman la Eucaristía, a la Virgen y a los pobres, podemos entender hasta donde puede llegar el amor en un corazón que se abre a la gracia. Así fue Santa Beatriz de Silva. Pidamos a ella que interceda por estas hijas suyas para que alcancen la plenitud de su vida espiritual y que les obtenga de la Virgen Inmaculada muchas vocaciones, muchas santas vocaciones.

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