La liturgia nos recuerda hoy la Natividad de la Santísima Virgen María. Esta fiesta, muy arraigada en la piedad popular, nos lleva a admirar en María niña la aurora purísima de la Redención. Contemplamos a una niña como todas las demás y, al mismo tiempo, única, la “bendita entre las mujeres” (Lc 1, 42). María es la inmaculada “Hija de Sión”, destinada a convertirse en la Madre del Mesías.
(Juan Pablo II, Audiencia General del 8/9/2004)Post del mes