El obispo Auxiliar de Toledo preside Acción de Gracias de los Heraldos del Evangelio

“Damos gracias a Dios por los frutos de amor, fidelidad y entrega” de los Heraldos del Evangelio.

Mons. Ángel Fernández Collado, obispo auxiliar de la Archidiócesis de Toledo, presidió en en la Catedral Primada de Toledo, una solemne Eucaristía de Acción de Gracias por ocasión del XIII Aniversario de la Aprobación Pontificia de los Heraldos del Evangelio. Concelebraron con el Obispo, el Vicario Episcopal de La Mancha, D. Emilio Palomo Guío, el Vicario Episcopal para la Cultura, D. César García Magán, el Deán de la Catedral Mons. Juan Sánchez Rodríguez, el Presidente de los Heraldos en España, D. Pedro Paulo de Figueiredo Oliveira, E.P. y otros sacerdotes miembros del Cabildo Primado, diocesanos y de los Heraldos del Evangelio. Entre los fieles que participaron de la Misa estaban los Alcaldes de Camarenilla y de Arcicollar.
En su Homilía Mons. Fernández Collado comentando el Evangelio señaló que: “Jesús nos llama también hoy a través del Evangelio a aprender la lección del perdón. Hay quien dice: Yo soy bueno porque no robo, ni mato, ni hago mal a nadie; pero Jesús nos dice que esto no es suficiente para llamarnos cristianos y alcanzar la santidad, porque hay otras formas de robar y matar. Podemos matar las ilusiones de otro, podemos menospreciar al prójimo, podemos marginarlo, podemos guardarle rencor; y todo esto también es matar, no con una muerte física, pero sí con una muerte moral y espiritual. El Señor nos llama a ser personas consecuentes: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano», es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Eucaristía deberá influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rezar por ellos. Si se nos hace difícil, entonces sería bueno recordar a Jesucristo muriendo por todos en la Cruz. El Papa Benedicto XVI nos animaba a comportarnos con esta actitud evangélica con estas palabras:«Si queremos presentaros ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que anide en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias».
Al referirse al XIII aniversario de la Aprobación Pontificia el Obispo expresó que: “Hoy también celebramos esta Eucaristía, en acción de gracias por el décimo tercer aniversario de la aprobación pontificia de la Asociación internacional privada de fieles “Heraldos del Evangelio”. En el año 2001 el Beato Papa Juan Pablo II les concedía merecidamente dicha aprobación. Esta Asociación tiene presencia en más de 70 países y también está presente en nuestra Archidiócesis de Toledo, así como en otras diócesis de España. Sus miembros son, en su gran mayoría –como dijo en su libro “Luz del Mundo” SS Benedicto XVI: “jóvenes llenos de entusiasmo que han reconocido a Cristo como Hijo de Dios y lo llevan al mundo entero”. Siguiendo el ejemplo de su Fundador, Mons. Joâo Clá, se entregan de lleno al servicio de la Nueva Evangelización y a través de las Misiones Marianas que realizan, a través de conciertos catequéticos, a través de publicaciones y de su colaboración generosa con las parroquias, van expandiendo la Buena Nueva del Evangelio. El Señor les ha bendecido con el nacimiento de dos Sociedades de Vida Apostólica, una sacerdotal y otra femenina, ambas también de derecho pontificio, y éstas hoy tienen ya más de 110 sacerdotes, 17 de los cuales son españoles”.
Mons. Fernández Collado recordó que a los Heraldos “les caracteriza la devoción a la Eucaristía, a la Virgen María y al Papa. Son sus tres amores. Y en su carisma está la búsqueda de la belleza, que debe marcar todas sus acciones. Expresión de ello es, especialmente, el hábito que visten. Buscan ser apóstoles de la Belleza de Dios en unos tiempos en que lo feo y el mal gusto van conquistando cada vez más terreno”.
“Damos pues gracias a Nuestro Señor Jesucristo, por estas personas y sus frutos de amor, fidelidad y entrega, y le pedimos por la intercesión de María Santísima, que todos ellos sean capaces, allí donde se encuentren, de dar gloria a Dios en el servicio de la Iglesia Universal, siendo humildemente verdaderos heraldos del Evangelio, llevando a todas partes la Buena Nueva de la Salvación, con la alegría que el Papa Francisco nos invita a tener y a vivir”, concluyó el Señor Obispo.
El coro de los Heraldos del Evangelio tuvo a su cargo las músicas de la Eucaristía.
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